La formación juega un papel muy importante en la posibilidad de encontrar empleo. La Formación Profesional desarrolla capacidades teóricas y prácticas, y prepara a los alumnos en aquello que demandan las empresas. Los títulos de Formación Profesional facilitan e incentivan la movilidad internacional de estudiantes y trabajadores y los prepara para los requerimientos de la sociedad de la información y del conocimiento ayudando a la inserción laboral de los jóvenes, que no depende sólo de su nivel de formación sino también de su nivel de competencia profesional.
La crisis financiera y económica que estamos sufriendo en los últimos años ha evidenciado que las sociedades mejor formadas son capaces de responder mejor en periodos de crisis. En ese sentido Europa ha apostado firmemente por la educación y la formación como pilares básicos de su modelo económico y social, y así se recoge en la Estrategia 2020, cuyos principios y objetivos fueron aprobados en el año 2010, coincidiendo con la presidencia de turno española de la U.E., y a los que España contribuyó de forma decisiva.
Según un estudio del Secretaría de Estado de Educación y Formación Profesional, España tiene una tasa de titulados en Formación Profesional de Grado Medio muy inferior a los países de su entorno. Los niveles medios de cualificación se situaban en 2011 en en el 23,1% frente al 48,9% que presenta la Unión Europea, cifra que sería deseable alcanzar en el 2020.
Mientras que en Europa la mayoría de los trabajadores presentan niveles de formación intermedios, que corresponda a titulaciones de Ciclos Formativos de Grado Medio, en España existe una escasez de cualificaciones intermedias y los trabajadores tienen niveles educativos bajos o muy altos.
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